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Año nuevo Judicial, vida nueva

Alberto Fernández Boira

1 de octubre de 2015

El pasado 8 de septiembre, el Rey Felipe VI inauguró el nuevo curso judicial 2015-2016 y qué mejor ocasión para dedicar un post a valorar lo que nos deparará este año, pues tanto la agenda política, económica y como no, la jurídica, prometen.

Aprovecho también para anunciar que voy a intentar implicarme más con este blog, ya que últimamente, debido al alto volumen de trabajo, lo tengo bastante dejado. De entrada voy a procurar darle un toque más personal, intentar publicar artículos con más regularidad y potenciar las entradas dedicadas a consejos y experiencias de cara a los Abogados jóvenes con el fin de ayudarles en sus primeros pasos, teniendo en cuenta la dificultad que entraña empezar en los tiempos que corren, algo que pude comprobar en mis propias carnes, motivo por el cual creo que conseguiré dar la respuesta adecuada, o por lo menos, enfocar el debate en los puntos que más inquietudes que, bajo mi punto de vista, arrojan durante los primeros pasos de profesión.

Pasando ya a las temáticas que tratamos (o trataremos) en el Blog, me gustaría empezar por la política, aún de resacón electoral de estas autonómicas. Las elecciones catalanas nos han dejado, en mi opinión, el peor de los resultados y es, una mayoría independentista en escaños pero no en votos. No quiero decir con esto que apoye o no el proceso, eso me lo reservo para mí. Simplemente señalo que esta situación puede verse con la botella medio llena y medio vacía, lo cual se traduce en incertidumbre e inestabilidad que se contagia a todos los ámbitos en la vida en Catalunya y como no, al resto del Estado. Se me viene a la cabeza el referendum escocés en el que claramente ganó el No y hoy ya nadie habla de esto. Pero aquí va a ser diferente, tenemos debate para rato y el Gobierno central parece que no se entera de lo que está pasando, es más, su actitud frente al conflicto es la mayor fábrica de independentistas, seguido de ciertos medios de prensa con inconfundible línea editorial. Lo que no me cabe ninguna duda es que, en estas elecciones, mucha gente, más de la habitual, ha votado contra sus propios intereses (no por el Sí o por el No, si no por el programa político de determinados partidos que ha quedado eclipsado por la pregunta).

En la esfera económica, creo que seguiremos con más crisis, con unos débiles signos de recuperación, todo agravado por la inestabilidad política a nivel nacional en tanto no pasen las elecciones, circunstancia que impone la obligación de medir cada paso que uno da. Me refiero al sector bancario. Creo fervientemente que este año próximo, después de cerrar ya las citas electorales, con cuatro años vista de presumible «estabilidad» política, veremos como algún banco sistémico nacional se merienda a algún otro banco de tamaño pequeño/mediano, y es que con los márgenes actuales, en mi opinión, aún hay que podar nuestro querido sistema financiero. Tengan en cuenta que los nuevos requisitos de capital y solvencia aprietan las tuercas a las entidades españolas y eso pasa por mejorar las estructuras de capital de las entidades o bien acometer operaciones societarias con tal de zafarse de tales exigencias. En este sentido y a riesgo de equivocarme, el 2016 promete también en este aspecto.

Pero si esta nueva etapa va a tener vaivenes de vértigo en algún plano, este va a ser el judicial, por lo menos en lo que a mí y a los suscriptores nos interesa (por las materias que aquí se tratan).

Los litigios bancarios, lejos de cesar parecen tender a ser el motor de producción jurisprudencial, tanto nacional como comunitaria, que regirá la contratación bancaria y la relación de consumidores y empresas con las entidades en adelante, algo que es bueno para el ciudadano y no menos para las entidades financieras, puesto que un plus de seguridad jurídica nunca está de más. Tenéis que recordar que aún está pendiente la cuestión prejudicial europea acerca de la afectación de las acciones individuales por las colectivas en sede de litispendencia (que tratamos en este otro post: «Acuerdo de jueces mercantiles: Acertada solución al problema de la litispendencia en pleitos por cláusulas suelo».), o bien, por ejemplo, a nivel nacional, la incógnita acerca de cual será la doctrina imperante sobre la prejudicialidad penal con los pleitos por la salida a bolsa y las acciones de Bankia.

Por otro lado tenemos también dos Leyes a mi juicio importantes ante este panorama y que pronto veremos el resultado de su inmediata aplicación, como son la Ley de Segunda Oportunidad introducida por el RDL 1/2015 de 27 de febrero ya convalidado en la Ley 25/2015 de 29 de julio; o la nueva Ley Catalana de sobreendeudamiento, a la que me gustaría dedicar una entrada de este blog para comentar las ventajas y novedades que presenta, pero sobretodo, hacer una reflexión acerca de su encaje constitucional, algo que no acabo de ver del todo claro.

En definitiva, puedo decir que empezamos el año con nuevos retos y desafíos pero también con muchas ganas de trabajar. Suerte para este nuevo año judicial.

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